Morir de amor

Alejado de la realidad. Distraído. Con el cabello alineado. Los ojos brillantes. La loción importada de su padre y los zapatos que trajo su tía desde Italia. La camisa negra; la de la suerte; y jeans azules, el atuendo que tan premeditadamente había preparado para una ocasión especial. No imaginaba para que lo iba a utilizar luego, el resto de la historia. Ensayaba todavía frases para declarárselas a Gia. Danny todavía la quería viva.


Ella no lo sospechaba, pero talvez no debió decirle que no tan pronto, talvez debió pensarlo algo más. Y mucho menos tuvo que burlarse de su performance para impresionarla, eso es lo que menos debió hacer Gia aquel día (de todas formas actuamos primero y pensamos después).


Su mirada lo decía todo (parecía no sentir culpa), expresaba algo más que resignación. “Yo la quería, pero ella no a mí”, contaba. Llevaba aún la camisa negra, que ahora lucía una reciente mancha roja. Rojo, que curioso, el color favorcito de Gia ¿Imaginó alguna vez ella que su color favorito la acompañaría involuntariamente en su último día?


“Fue el único momento en que la sentí tan cerca” decía, “¿Ustedes no matarían por algo tan especial imposible de lograr en la realidad? El paso de su tibia piel al glacial frío en el que se iba convirtiendo, era tan bella sólo como ella podía serlo – jamás imaginé tenerla tan cerca – Y sus labios, tentaciones al pecado – no me culpen por amarla”.


Por primera vez pudo sentir el latido de su corazón tan cerca, casi al oído, el ritmo que a medida que continuaba con su labor, disminuía, le pareció bello, mágico,  relataba. El ritual del cuchillo sobre su tersa piel, lo excitaba, poder recorrerla en ese estado, tan indefensa, tan suya, irresistible.


Se arrepienta o no, eso no la devolverá a la vida. Ni su enfermo corazón, se recuperará,  mucho menos su distorsionada mente se aliviará. Gia dejó este mundo; quizás no sea tan malo, ni que este fuera el mejor lugar para vivir. Talvez a quién más falta le haga sea a; quién en nombre del amor sacrificó su también su propio corazón; a Danny.

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