Decir adiós es crecer

Algo insegura sube al auto que tendría que llevarla a su casa, dos cuadras después un semáforo detiene el vehículo en una esquina de su infancia conocida; su escuela primaria (en la que pasó seis de sus más entrañables años). Los pocos cambios que experimentó ésta en su exterior la obligaron a recordarla como antes (menos arreglada) se le ocurrió recordar alguna anécdota fuera de ella y lo hizo.

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Con aproximadamente seis años y siendo ese su primer año escolar tuvo una amiga muy cercana, su nombre será Mariana, bastante cercana (aunque por alguna razón nunca se la mencionó a sus padres hasta el día que relataré).

Se conocieron en el jardín de niños (no creo ser redundante), se hicieron muy buenas amigas, compartían de todo (Mariana sus galletas y ella sus manzanas), salían juntas al recreo y hacía algo que su primo no hacía por ella la defendía de los niños malos (esos que no faltan en cualquier parte), al contrario de otros niños odiában la hora de salida. Hasta que terminó, cumplieron seis años y aprendieron a decir adiós ("porque decirlo es crecer").

Por esas casualidades de la vida empezaron la primaria en la misma escuela aunque en secciones distintas, debió confesar que le gustó verla (a Mariana también), la no tan grande distancia las obligó a buscar nuevos amigos (amigas en este caso, pues como es costumbre en su familia tenía que ser una escuela para señoritas), los recreos ya no eran suyos, tenía que llevar sus propias galletas (o en su defecto comprar unas).

Luego de varias indicaciones de sus padres de regresar sola a casa, suponían que las había entendido (creo que lo hizo), no era tan complicado caminar siete cuadras de frente y luego voltear a la izquierda, pero usualmente alguien la llevaba y alguien la recogía, bueno...

Recuerda que fue un lunes (y es que los odia) al final de clases, en la puerta del colegio, su familia olvidó decirle que nadie vendría por ella, la familia de Mariana olvidó lo mismo. Volvieron a hablar de ellas y sus nada significantes experiencias desde que dejaron de verse. La escuela terminó a las 12.45 y ya eran las 4:00 PM, ningún familiar se percató de su ausencia al parecer, hablaron mucho (lo suficiente para darse cuenta que la extrañaba). A casi las 7:00 PM su familia recordó que existía (¡Por fin!). Su padre fue por ella, lamentablemente la familia de Mariana no lo recordaba aún, le propusó ir a su casa y llamar a su familia de allí, su papá estuvo de acuerdo y Mariana aceptó. Los padres de Mariana llegaron aproximadamente a las 8:30 PM, la regañaron (se supone que ella sabía las indicaciones para llegar a casa, habrá que decir en su defensa que eran indicaciones más complicadas), sus padres agradecieron a los de la protagonista y se fueron a su casa.

Todavía recuerda aquella tarde tonta, hablando de cualquier cosa que en ese momento tenía sentido, las risas: excusas y las sonrisas: inocencia (que todavía cree conservar), las horas no medidas y el hecho de no necesitar sillas, un atardecer desapercibido y una amistad perdurable.

Al día siguiente no pudo verla, no fue a la escuela, por alguna desconocida razón (que no creo que haya tenido que ver con ella) se cambió de escuela y no pudo verla más, le cuesta recordar su nombre completo pero no su relación (que debe llamar amistad). Que más da aprendió a decir adiós.

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A una cuadra de su casa tiene que bajar del auto, caminar una cuadra silenciosa, abrir dos puertas, encender la computadora y escribir esta historia.

7 comentarios:

F dijo...

Se siente bien escribir lo que nos pasa:)
si,es un poco "rara" pero me gustó leer.

Yoss dijo...

no creo k "decirlo sea creer"..
Kisiera saber kién era ella, conocerla.

Unknown dijo...

Si lo es. Si puedes decir adiós y aceptar todo lo que implica ya hiciste mucho.

Aunque el título salió de una canción de Cerati (que me gusta mucho).

Yoss dijo...

alguna vez dije adiós, pero no lo aceptaba ni mucho menos lo creía, era una forma de negar todo lo aquello que pasaba a mi alrededor, que màs podía hacer...

Unknown dijo...

Aceptarlo...
y aprender...
En todo caso saber decir adiós es crecer

Xiomara dijo...

...
Linda historia!

me sucedió
algo parecido cuando tenia 8 años
pero fue más intenso
(por lo menos eso creo)

Besos =]

Unknown dijo...

Como muchos esperamos de nuestras historias: mayor intensidad...
Que bueno que gustó!