Ciclo 0: Cuando te conocí

Una tarde. Venía del estudio de abogados al que fui asignado para realizar prácticas, por recomendación de mi madre (ella siempre tan impositiva); era un estudio respetable, me obligaban a asistir formalmente todos los días, admito que me sentía bien, me sentía importante. La una de la tarde y salía a almorzar. Antes de ingresar al restaurante la vi pasar, llevaba un vestido blanco, un escote pronunciado (lo pude distinguir desde donde me encontraba), ignoro si usaba zapatos pues parecía flotar. “Atracción a primera vista”, apenas la vi la deseé, la imagine en mis brazos indefensa (vaya mente la mía). Llevaba unas gafas oscuras justificadas por el exigente sol. una sonrisa eterna y un bolso azul. No me atreví verla a los ojos a pesar que pasó cerca mío, me limité a sentir su aroma, su aura y me incliné un poco para sentir su rose también. Ni se percató. Después de todo, seguramente yo solo era alguien más dentro de su amplio mundo. Entre al restaurante, almorcé y volví a la oficina, pensé en ella toda la tarde, su rostro perfecto y su sonrisa risueña.

Al día siguiente procuré ir a la misma hora, intenté lo mismo durante casi dos semanas, ya estaba perdiendo la fe. Esperaba que por casualidad, asares de la vida o Dios me la volvía a encontrar. Por cualquiera de esas tres razones, la volví a ver, esta vez tenia que hacerme notar, tenia que percibir mi personalidad, seguridad y seria mucho pedir que le gustara al primer instante. Usaba la colonia importada que a la abuela le encanta, el mejor terno que poseía y procuré estar muy limpio, por ahí leí que la salud atrae y no iba a descuidar ningún detalle; no lo había hecho desde aquella oportunidad que rosé su frágil humanidad y ni se percató. Apareció:


El pelo negro, de esos que te enredan hasta los pensamientos. La sonrisa divina, no exagero si digo: sacada de un cuento. Los labios tan suaves (ya los extraño). Los ojos de una diosa, capaz de arrastrarte hasta el infierno. Y la mirada inquieta.
 
Me fue difícil reaccionar a esa impresión, ante mi estado de shock mi tonta forma de llamar su atención no funcionó y debió notarse. Todavía ando enliado, de aquella chica que me dejó por alguien que supo recordarle lo bella que es, todos los días. Creía que ya lo sabía.

No me di cuenta en que momento se acercó para alcanzarme una revista que había dejado caer sin darme cuenta. Su: ¡Hola! Me elevó.

"Duermes soñando: Con tus ojos tan plenos, despiertos. Con tu corazón lleno y radiante, alucinante, tan lleno de amor."

No hay comentarios: