25; 01 y 04

24 de diciembre

Accidentadas fiestas a las que ya me acostumbré, intenté (aunque no muy participativa) que esta navidad fuera distinta (vano intento) sentada sobre el sofá de la casa de mamá Cerati cantaba cerca a mis oídos instrucciones, siendo casi medianoche a punto de oír el ruido de los fuegos artificiales en la ciudad (ya el ánimo se había ido para ese entonces), enumeraba cuantas navidades buenas había tenido en mi corta vida (por ser optimista) pocas sin duda aunque esta no se lleva el puesto uno (a pesar de lo que mi hermana crea por tener mala memoria).
Siendo ya 25 de diciembre del todavía año 2009, el departamento del tercer piso (de una calle nada silenciosa) recibió navidad sin alardes ni sonrisas, otra vez sin risas. Jeny intentando recordar al resto de la familia la importancia de estar despiertos a esa hora, ese día (fue inútil, claro) y yo podría haber estado reclamando pertenencias mientras oía a la Mala Rodriguez (pero no lo hice). Nancy solo despertó para colocar a Jesús en el nacimiento que había armado horas antes (como cada año). Los demás todavía dormían. La mañana del 25 Mamá se disculpó prometiendo una mejor recepción para el nuevo año (¿esperado? Por todos mis hermanos). Yo ya había decidido hacerle caso al adiós de GC.

31 de diciembre
Todavía se consideraría mañana a las 11.45 realizaba un trabajo para la universidad en la casa de un amigo (“Yosselin y su melodiosa voz”, ya estás en uno de mis post ahora). Mi hermano José me advertía; por el móvil; apurarme pues viajaríamos a Santa Ana en unas horas (el plan de mamá: llevarnos a su lugar favorito). Indecisa porque el plan de mi grupo de amigos consistía en pasar juntos la noche del 31 y parte del 1º terminamos parte del trabajo, armamos una especie de pre-plan y todavía indecisa fui a ver a mamá, todavía no determinaba si quedarme para pasar parte de la noche al lado de mi papá y mis abuelos o viajar con mis hermanos y mi madre para pasar el año viajando (como dice la cábala). Llegué a casa vi a todos apresurados y atareados, mamá aguardaba mi llegada segura de que iría con ella, se molestó mucho cuando le dije que decidía quedarme en Huancayo, pero finalmente lo aceptó.
La tarde iniciaba bien, papá decidió ocuparse de la cena, fue lo mejor de la noche. Más tarde parte del grupo reunido no definía todavía hacia donde ir (aunque claro Pamela decidió comer algo antes, predecible). Los planes cambiaron a último momento.
10-9-8-7-6-5-4-3-2-“¡Feliz año nuevo!” en una casa que no era la mía, pero acogedora y cálida. Luego de fingir deseos comiendo uvas (demorarme mientras lo hacía pues se supone que toma su tiempo pensarlos), el vino y el chocolate, llegó quien esperaba y salimos (esperando saber a donde ir). La ruta (a dos cuadras todavía incierta), ya en la calle real había que tomar un taxi y dar la dirección, decisión final: una discoteca. Porcentaje de diversión: 50%. Apreciación: pudo haber sido mejor (y no contaré las razones pues volverían los conflictos).
En un momento de reflexión que me tocó vivir esa madrugada, pensé en mamá y su intento de cumplir una promesa (lo que no tuvo en cuenta fue que dos de mis hermanas odian el clima de la selva a diferencia mía que la adoro), me prometí visitarla pronto (cumpliré mi promesa en pocos días).

3 de enero (ya 2010)
Mamá no regreso (de hecho pretendía que pasará ese día con ella como en años anteriores, cuando tenía motivos adicionales). Contrariamente a otros días desperté temprano, a eso de las 9.00 AM inició la lluvia de mensajes de texto (gracias), para el mediodía las llamadas (gracias también). Tarde agitada, de una casa a otra pues mis hermanas regresaron pero el esfuerzo (que para ellas fue oportuno) de abandonar Santa Ana por mi merecía que yo hiciera el resto (eso me hicieron creer), bueno, yo las visité dos veces aquel día (por razones distintas). Luego vino el almuerzo casi familiar y el brindis cargado de anécdotas y el clásico relato de mi sobrevivencia a una enfermedad que sufrí de pequeña o “el de la chispa de la vida” (como bautizó uno de mis amigos).
Alrededor de las 6.00 PM la típica película un día de cumpleaños (que se está haciendo costumbre ver cada bodrio por onomásticos) con mis amigos. Pizza Suprema con café y galletas en casa de Jorge. Vino, champagne, brindis e historias hasta las 12.15 del cuatro de enero (antes de eso, uno de los mejores regalos hechos manualmente, sabes que estoy hablando de ti sin nombrarte).
Obvio que faltó algo y alguien importante ese día. La presencia o (sin ser muy optimista) una llamada (dando todo por perdido), un mensaje de texto de una persona importante para mí, mamá (hasta que encontraste la forma de vengarte, pero sé que me quieres todavía algo).

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