En mi alumbrada soledad (pero bien decorada por mi habitación), siento demasiadas cosas: ruidos no ocurridos, siluetas inexistentes, caricias imposibles, el olor del cigarrillo me confunde aun más (como si eso fuera posible) y me formulo preguntas frecuentes (ya imaginarás cuáles).
Las bocanadas de humo parecen dibujar algo en el aire o son (tal vez) el inicio de mis constantes alucinaciones, las que empiezan a tomar formas que mi perturbado cerebro cree descifrar.
A esta hora de la noche las letras cobran mayor sentido, el cigarrillo ayuda, el frio fastidia, la música lo es todo y escribir mi salida.
Y una historia se me viene a la mente (lo que puedo encontrar en tu mirada).
2 comentarios:
Quisiera un cigarrillo esta noche.
Lo que acabo de leer me ha transportado a otro lugar.
no fumo, pero soy adicta a la soledad, y a las alucinaciones porq siempre seran mejor que la realidad....
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